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Chile: Desarrollo Sostenible al 2030

Chile: Desarrollo Sostenible al 2030

Hace ya un año, en septiembre de 2015, los Jefes de Estado y de Gobierno, y Altos Representantes, se reunieron en la sede de las Naciones Unidas en Nueva York en el marco de la celebración de los setenta años de la ONU. Este encuentro estuvo marcado por la decisión, como comunidad internacional, de establecer nuevos objetivos globales de desarrollo sostenible, como parte de la Agenda denominada la Transformación de Nuestro Mundo.

Los líderes mundiales tomaron esta decisión histórica de avanzar hacia el cumplimiento de 17 Objetivos trazados para esta nueva Agenda de Desarrollo Sostenible para el año 2030. Esta nueva Agenda se construye a partir de lo logrado con los Objetivos de Desarrollo del Milenio, incluyendo los asuntos pendientes.

A su vez estos Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) incluyen 169 Objetivos Asociados que están integrados y son indivisibles, constituyéndose esta en una de las agendas políticas más amplia y universal. Estos nuevos objetivos y metas entraron en vigencia a partir del 1 de enero de 2016 y guiarán las decisiones que tomarán los países por los próximos quince años.

Esta nueva Agenda, aceptada y compartida por todos los países, considera las realidades, capacidades y niveles distintos de desarrollo, respetando las prioridades y políticas que cada nación define.

De los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) definidos, en esta oportunidad nos centraremos en analizar el Objetivo de Desarrollo Sostenible número quince, que aborda el ámbito de la Vida y la Tierra, y en especial analizaremos el ámbito de la gestión sustentable de los bosques.

Para el ámbito de los bosques este Objetivo de Desarrollo Sostenible tiene tres objetivos asociados bien definidos, sobre los cuales analizaremos el estado del arte respecto del sector forestal chileno, para así identificar como deberíamos avanzar en estos casi 15 años, que tenemos de plazo para cumplir este objetivo y así contribuir al Desarrollo Sostenible de Chile y el Planeta.

Para el Objetivo Asociado 15.1 que incluye a los bosques entre los ecosistemas terrestres cuya conservación, restauración y uso sostenible tiene que ser realizado como meta al año 2020.  Constatamos que en Chile los bosques están en una débil posición de conservación, restauración y uso sostenible. Salvo en el caso de los bosques plantados, que en su gran mayoría se gestionan bajo planes de manejo regulados por la CONAF, para el caso de los bosques nativos la situación es menor desde el punto de vista de la superficie involucrada y más informal. Lo primero positivo que debemos reconocer es el hecho que el país hoy cuenta con información objetiva sobre estas formaciones. Hay que recordar que no mucho tiempo atrás, esto era el mundo de la confusión, donde cada actor del sector forestal o medio ambiental tenía su propia cifra e incluso algunos irresponsablemente anunciaron la desaparición total de los bosques en varias regiones del país.

Hoy Chile sabe a ciencia cierta cuanto bosque nativo tiene, donde se localiza y en que estado se encuentra, gracias al Proyecto Catastro de la Vegetación Nativa de Chile, cuyas cifras se actualizan regularmente. Aunque este es un gran avance, respecto de las acciones de conservación no hay mayores novedades más allá de los esfuerzos que como país se han hecho, principalmente en los años sesenta, con la consolidación de los Parques Nacionales y Reservas Nacionales que constituyen el SNASPE, sistema que incluye importantes superficies de bosque nativo bajo conservación. Ahora bien, respecto de la restauración del bosque nativo, la largamente discutida Ley del Bosque Nativo que esta vigente promueve la recuperación de áreas de bosque nativo intervenidas fuertemente en el pasado, pero el ritmo de avance es lento y su impacto casi marginal.

Respecto del Objetivo Asociado 15.2 que se compromete a promover la aplicación de la gestión sostenible de los bosques de todo tipo, detener la deforestación, promover la restauración de bosques degradados y aumentar sustancialmente la forestación y la reforestación a nivel mundial para el año 2020. El país aquí muestra grandes deudas sobre todo en el ámbito de la gestión sostenible del bosque nativo, lo que impulsa la Ley de Bosque Nativo es una superficie muy mínima año a año, por medio del Concurso del Fondo de Manejo, las cifras señalan que cada año se incorporan a manejo alrededor de 24 mil hectáreas, promedio desde año 2009 al 2016.

Objetivo Asociado 15.b que llama a movilizar “recursos significativos a partir de todas las fuentes y en todos los niveles para financiar la gestión forestal sostenible y proporcionar incentivos adecuados para los países en desarrollo para avanzar en dicha dirección, incluyendo la conservación y repoblación forestal. En este ámbito más allá de los aportes de fondos públicos asociados a los instrumento de la Ley de Bosque Nativo, son muy escazas las iniciativas de otros actores, sean estas empresas, particulares como individuos y otras organizaciones como ONGs, Fundaciones, Universidades u otras.

En síntesis, las fortalezas de Chile como país forestal es que las cifras totales de recursos forestales del país hace ya varios años que no disminuyen como fruto de explotaciones o cortas ilegales, nuestras mermas son por efecto de los incendios forestales. Así, nuestra superficie total de recursos forestales crece año a año, con el aporte de las plantaciones que suman nuevas áreas cubiertas de bosques plantados, protegiendo suelos y aguas, mejorando nuestro balance atmosférico global y el balance hídrico.

Nuestro desafío al año 2030 está en como recuperamos más superficie de nuestro bosque nativo, como restauramos nuestro bosques naturales que están fuertemente degradados, desarrollando gestión forestal sostenible a base de programas específicos de enriquecimiento de esos bosques con plantaciones de especies nativas de valor no sólo comercial, sino con valor ecológico y ambiental, que mejoren el paisaje, la producción de servicios ambientales y también la función social de estos bosques. Chile puede asumir esa tarea, como desafío del país y esta puede ser una cruzada convocante que una y movilice a toda nuestra sociedad, teniendo en mente a nuestros bosques, pero sobre todo a nuestras futuras generaciones de chilenas y chilenos.

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